Al tipo que se enamoró en la madrugada.
He pensado e inventado, he repensado y reinventado cientos de modos y fórmulas educadas para acceder a ti, y descarté todos. Todos no responden a ti, a tu modo de caminar, a tu elección de tomar la acera de la derecha siempre y al final acercarte a tu destino, no respondían a tu modo de dar la mano... Tanto así te he analizado y no encontré la fórmula para acceder a ti, de preguntar a tus ojos de qué color son con mi mirada. Y es que soy tan tímido como un crío enamorado que teme el desprecio de una mirada. De qué color son tus ojos.
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