martes, 27 de noviembre de 2007

No quiero un moratón, no quiero otro "lo siento".

No, no aceptes otro "lo siento".
Estoy cansado de verte llorando,
impotente, en el baño.
No le debes nada,
no tienes por qué estar a su lado.

Déjalo, eso no es amor;
no vale la escusa:
uno aprende lo que quiere.
Mírame, a mí la infancia me marcó;
pero no por ello golpeo a una mujer.
Si una vez, pequeño, lo hice, hoy me arrepiento.

Haz tu maleta y vente conmigo;
yo te pago el billete. Decídete.
Tú lo quieres, pero él a ti, no.

No le hagas caso, déjalo;
solo te hace daño.
Y tú sigues ahí: cuidándolo.

No quiero un moratón,
quiero una madre
alegre e ilusionada,
esperanzada y sin dolor.

Déjalo, vente conmigo.
Vente conmigo y deja de llorar,
tus lágrimas solo aumentan su orgullo.

No quiero las escusas del amor,
del hasta que nos separe la muerte:
esa frase puede ser cierta, puede que te mate
o tú a él, un día de estos,
cuando te des cuenta o el traiga
veinte mil tragos de más
y te golpeé y te dé en el alma.





El día contra la violencia de género en mi instituto organizaron una protesta en el recreo; a mi parecer, fue una tontería. Muchos estaban ahí por estar, hasta ciertas personas que lo organizaron; por decir: "Mira me han pintado la cara" y a continuación reírse. !Si, reírse¡ Me tocó el alma esa media-maldad, porque tengo amigos que saben lo que es eso, mi madre en su niñez también... mucha gente. He visto a hombres golpear a sus mujeres y los hijos entre las piernas de sus madres recibiendo también los golpes. Han llorado varias personas conmigo por eso. Sé lo que es, sé el dolor que cubre el corazón cuando eres víctima; lo sé y por eso me atrevo a escribir lo que escribo. Si alguien está en desacuerdo conmigo, que lo diga. No me molestaré, siempre que tenga argumentos para afirmarlo.
Lo que escribí, lo escribí al recordar a un amigo. La verdad es que a algunos.

Tengo otra cosa que escribí hace varios meses que es parecido, no lo pongo porque me parece que ya es muy larga esta entrada para poner más cosas.







En esto sí que os imploro que comenteis.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Ayer noche recordé.

Ayer noche recordé.

Quién no ha llorado alguna vez
y muchas veces por una mujer,
vaciado una botella
para conseguir olvidar,
para intentar olvidar.

Quién, decidme quién.
Cada noche de luna llena
la recuerda. Lo que pudo ser...
Una habitación oscura y una vela.
Una mujer y un hombre que no escribe.

Dónde encuentro a ese mártir
que consigue olvidar.
Sí. Me lo han dicho alguna vez.
Viven en los cementerios, en un rosal,
gris oscuro, de rosas negras.


Era hora de actualizar. Así que aquí teneis lo que escribí ayer noche, antes de caer en sueño muy profundo que acabó a las 7:30.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Desde mi ventana.

Desde mi ventana puedo ver...
a la niña guarra que cuelga sus tangas
en el tendero para que todos los del barrio
nos la imaginemos haciéndose dedos,
al gordo que intenta adelgazar en su balcón
y al próximo enero pesa igual o más,
a la cincuentona que se pasea en sujetador
por su casa para conseguir amantes
mientras su marido ve el fútbol,
a los dos estudiantes follando
en el sofá del salón
para luego preguntarse por el condón
(nueve meses después al niño llorando),
a un mirón que busca a la niña guarra
para luego, en su cama, pajearse;
al abuelo que lee mi último libro
en un sillón envuelto en una manta;
al futbolista precoz dándole patadas a un balón,
a la ama de casa que espera al fontanero,
al cantautor escribiendo en su guitarra,
al infante colgándose del balcón,
al suicida que intenta tocar el sol,
al del primero podando la mariguana.

Y por último puedo ver,
si me fijo bien,
mi reflejo en la ventana de enfrente.

***
Lo que te da el insomnio un lunes a las 3 de la madrugada. Dio muchas notas más, pero no caven aquí. Se quedan en la libreta roja que guardo y protejo en mi mochila.
O en la memoria, donde todo se olvida y se recuerda.

NOTA: Díganle al idiota este que deje escribir e insultar a la literatura.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Camino, no paro en ningún sitio.

El frío de la noche empieza a congelarme
decido ir a mi calle,
un callejón sin salida,
una recta de mala vida.

Tarareo el último éxito que suena en su radio,
camino, pienso en los pasos que estoy restando.
La guitarra cuelga en mi espalda,
la melodía de esta canción llena el pentagrama.
Un cigarrillo quema el índice y el pulgar,
el descuido de mi mano izquierda.

Camino. Es una noche de otoño.
Las penas se hacen mas fuertes con la soledad.
El calor de mujer se olvido de mí.
Me jode, me jode... pero no lloro.

La felicidad no para en esta estación.
Y no me queda más que pasear mi guitarra
por los antros de esta ciudad,
ganarme unos euros para mal vivir en esta pensión.
Decirle a la vida que hoy no tengo ganas.

Camino, llego a un bar; el público grita.
En el escenario, mi chica canta su canción.
El cantante y su guitarra se han ido.
El escenario queda vacío, el público grita.