viernes, 15 de junio de 2007

Un grito más.

Estúpido día.

Trabajo en un tren.
Ruego ser maquinista.
El tren no me deja,
dar carbón me consuela.
El sueldo me desespera.

Entiendo una cosa: soy nada.
Estoy escribiendo estos reproches
en una perra madrugada,
mientras brindo con mi botella,
es la única que me consuela.

Se rompe la copa,
los ojos me lloran;
traidores cobardes, te recuerdan.
El día me llama, no hago caso,
espero a la noche, es mejor amante,
es mejor compañera de copas, de escuela,
es inspiración de poetas,
adivinanza de profetas.

Eternamente perfecta para morir desangrado,
para estar acompañado.
Es esto: una señora.

(Concebido en una sala de espera de un hospital)

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