sábado, 26 de enero de 2008

Ensayo

Por fin. Durante diez años mi alma se perdió por los caminos empolvados de la perdición y el desahogo- eso pienso mientras bajo del CIFA*.

Veo al mendigo de la esquina estirando la mano y caminando con las rodillas apoyadas en el suelo. Como lo ha de hacer siempre. Camina hasta la otra esquina donde su amigo Valdé, vende periódicos; al llegar, le pregunta, como todos los días, el número premiado. Saca de su bolsillo el boleto, tantea los números, sabe cuales son. El sol hace brillar los números y oscurece la sonrisa del niño que aparece en el papel. Valdé canta el número, no es el mismo. El mendigo vuelve arrastrando sus rodillas a su esquina. Extiende la mano y espera...

Pienso en todo eso y no paro en mi pueblo.



*Autobús.

1 comentario:

Ana dijo...

Duro... demasiado duro...

Como digo, creo que uno de los mayores problemas es la sociedad mercantilista en la que nos hemos convertido... no paramos de gastar para vivir mejor y seguro, con menos, estaríamos más agusto.

Todo esto nos hace querer más, comprar más, gastar más; como consecuencia, la desigualdad económica y la poca ayuda a los más necesitado; o bueno, para saldar nuestras penas, damos un céntimos al pobre de nuestra esquina que cada día, sigue ahí, formando parte de nuestro propio paisaje.




Eso es lo peor... que nos estamos acostumbrando...