A quien nadie querrá
y desechará como el perro babeante
en la puerta de un comedor de la costa
pero, igual, le importa un carajo
carajo, que nunca nadie lo amará
y él siempre tendrá a alguien que gastar
en nichos-catres del motel Manzana
y tú sabes, todas son tan fáciles
tan fáciles, tan fáciles, tan fáciles, tan fáciles
y tú nunca, alcohólico babeante
en las cantinas de malas mujeres peruanas
buenas ellas si se escurren por ahí
cuando hay dinero para sus caprichos de niñitas sin infancia y golpes
niñas sin infancia
que yo tuve a medias
y gasto —malgasto— con ellas
jodidas niñitas sin mí
y les resbala poesía
que intento escribir
mueren y yo también
yo me duelo
A ese man nadie nunca lo querrá
y tú sí
tú siempre
tú y tus visceras alcoholizadas.
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